Siempre es emocionante volver esta región de Alemania en la que tiene lugar nuestro encuentro internacional en colaboración con la Asociación Alemana Förderkreis Ferienzentren. Durante el pasado carnaval volvimos para preparar el próximo campa de agosto y fuimos recibidos por un paisaje bien diferente al que conocemos en verano.
El enorme bosque de 500 klm de largo por cerca de 135 de ancho, verdadero pulmón del centro europeo, se encontraba totalmente blanco y la abundante nieve, que a nosotros nos dejaba perplejos a cada paso, no parecía alterar el ritmo de vida de los pueblos que visitamos.
«Aquí siempre fue así» nos decía Verena, la directora del campa de Schmitzingen. «La gente en invierno se encerraba pronto en casa y dedicaba el tiempo a realizar trabajos de entretenimiento como los famosos relojes de cuco. Los padres contaban a sus hijos cuentos de brujas y de enanos como los que luego adornan los jardines de las casas y las madres echaban las tardes haciendo ricos pasteles y tartas. Y todo al ritmo suave y sosegado al que cae la nieve por la noche«.
Pero los alemanes no son fríos, lo que es frío es su invierno. Hay que hacer el camino, llegar hasta sus casas, ponerse al calor y disfrutar entonces de las cosas de allí, de las que nos acercan y de las que nos distinguen.