El 12 de junio, estando tan próximo el deseado final de curso, se celebra el día mundial contra el trabajo infantil. Estas son las contradicciones de la vida: niños y niñas de primaria del hemisferio norte se preguntan cada año, con pesar, alguna vez, por qué tienen que ir al colegio, mientras millones de niños y niñas de la misma edad en el hemisferio sur, que van a trabajar, se preguntan por qué ellos no van al colegio.
En algunos ambientes, para ser un revolucionario progresista de los guays hay que pedir que se demuelan las escuelas y se quemen los pupitres, mientras en lugares con carencia de casi todo se procura empezar una vida liberadora levantando una escuela.
Algo sí es seguro: quien va a la escuela tiene vacaciones y quien no va no las tiene.
Si son ciertos los datos que se ven en la red, el número de niños trabajadores desciende cada año de forma significativa aunque mientras quede uno sólo será insuficiente. Ojala lleguemos a conocer el final de esta esclavitud porque sin educación no hay libertad.