Cuenta una leyenda irlandesa que un Leprechaun, un pequeño duende de aquella isla, había ido acumulando oro procedente de distintos ríos y grutas escondidas, hasta completar una hermosa olla. Atacado por la avaricia temió que alguien se la robase, por lo que decidió cavar un agujero al pie del arco iris, un lugar cualquiera aunque bien señalado.
El Leprechaun custodia desconfiado la olla que efectivamente parece haber sido objeto del ataque de muchos hombres codiciosos, sin que nadie haya conseguido jamás hacerse con el botín. Parece ser que el duende es muy escurridizo y que la única manera de atraparlo con su tesoro es fijar atentamente la vista en él, aunque si por un momento se aparta la vista, aquél desaparece junto a la preciada olla y al arco iris.
La búsqueda de una gran tesoro que recompense el esfuerzo que requirió la aventura o incluso como resultado de un golpe de suerte, se repite en leyendas de todos los rincones del mundo.
Hoy 22 de diciembre quien más quien menos sueña con llevar a casa una olla bien llena de oro. La mayoría haremos el viaje en balde y al final de la jornada nos consolarán la salud (que no falte) y la libertad que gozamos al no tener que vivir eternamente vigilantes de fabulosas posesiones, como el simpático duende irlandés.
