Dentro de nuestra particular galería de famosos de la magia traemos hoy a Circe “la hechicera”, con quien aprovechamos para rendir un homenaje a esa herramienta fantástica que es la varita mágica.
Los orígenes de la pequeña vara con la que los magos ejecutan sus hechos prodigiosos se pierden en la noche de los tiempos, apareciendo ya en algunas pinturas rupestres. Sin embargo es Circe una de las primeras magas a las que se describe sirviéndose de ella para realizar sus encantamientos.
Circe vivía en la isla de Aea, cerca de la costa italiana y allí fue a parar Ulises cuando regresaba de la guerra de Troya. En La Odisea se cuenta que la mitad de sus hombres, fueron encantados por medio de brebajes y hechizos y que con un golpe de su vara iban luego siendo convertidos en cerdos. Pero Ulises, que acudió al rescate de los suyos, tomó una planta que le dio el dios Hermés y fue inmune al encantamiento después de lo cual obligó a Circe a devolver a sus compañeros la forma humana.
Pico, hijo de Cronos, también conoció la furia de Circe. La maga se había enamorado de él pero Pico sólo tenía ojitos para la ninfa Canente. Parece ser que Circe acompañó ciertos cánticos a los movimientos de su varita contra él: 2 giros hacia el este y 2 hacia el oeste para acabar tocándole 3 veces, después de lo cual Pico se convirtió en pájaro carpintero. Se cuenta que Canente lloró tanto la pérdida del muchacho que se disolvió en lágrimas mientras que Pico canta su desgracia con picotazos contra los árboles.
Una cosa más. Se dice que la isla de Aea estaba llena de animales de carácter dócil, encantados por Circe a golpe de varita, que habían sido personas y que moviendo la cola intentaban comunicar la naturaleza humana que llevaban dentro a quien se acercaba a ellos.