Los zulús llegaron de su vivaqueo a media tarde y poco después lo hicieron los ecos que habían estado paseando en piragua por la Ría de Villaviciosa. Una vez más todo el campamento se reunía en el Ateneo se cantaron las canciones del vivaqueo y conocimos algunos detalles de lo que sucedió en estos días fuera del campa.
Por la noche hubo cena-pincheo seguida de verbena. Parece mentira que después de tantos días de vida campamental a tope siga habiendo tantas ganas de bailar y de dar saltos y que nunca parezca bastante la hora que se fija para ir a dormir: la fuerza de estos niños, niñas y jóvenes es arrolladora.
El tiempo se estabiliza, no hace sol pero no llueve.