Es sabido que a los más pequeños les apasiona todo lo relacionado con la prehistoria y, sobre todo, con los dinosaurios. Pues bien, hoy que estaba previsto ir a la playa, amaneció diciendo que de playa, de momento, nada. Llovía sin pausas a primera hora de la mañana y hubo que cambiar de planes. Y que mejor plan para Cometas y Chispas que llevarlos a conocer el Museo del Jurásico, donde pudieron disfrutar de toda la magia que supone viajar a tan remotos tiempos. Tiranosaurios (qué cosas, cómo les mola el Rex, con lo feo y malón que era el condenado), Diplodocus, Ictiosaurios y demás fauna prehistórica salpicarán de magia sus sueños esta noche, ya sin lluvia.
Todo gran viaje comienza con un pequeño paso. Zulus y Ecos inician hoy sus respectivas salidas a lo que aquí llamamos todavía Vivaqueo, en homenaje a los tiempos en los que chicos y grandes construíamos vivacs de fortuna para pasar la noche al raso. Los tiempos cambian, y ese vivac de antaño se convierte hoy, por mor de la climatología asturiana, en un lugar resguardado donde quedar a salvo de imprevistos chubascos. Pero lo que no cambiaron fueron la confidencias del camino, los bellos atardeceres del paisaje asturiano, las mil y una anécdotas de sus andanzas y el conocimiento más cercano de las amables gentes de este hermoso entorno rural.
Y los más peques –los Chispas-, en su «planeta piruleta» de hadas, sortilegios y pócimas milagrosas, nombrados nada más y nada menos que reales miembros de la “Comunidad Quetodoelratoselopasabien”.
El tiempo, después de la lluvia, se muestra aliado de nuestros pasos regalandonos un sol como una tortilla de patatas… y cuando cesa el bombardeo permanente de las llamadas de teléfono de algunos padres a los que les cuesta entender que somos doscientos en el campamento, pues os escribimos estas crónicas sobre la marcha del acontecer diario, por ello es de ley, por otra parte, dar merecidas gracias a los que sí lo entendéis, ya sabéis que a la mínima cuestión que debáis saber acerca de vuestros hijos, por nimia que sea, somos nosotros quienes nos adelantamos a llamar. Cuando yo era pequeño circulaba mucho la máxima: “La mejor noticia de un campamento es no tener noticias”. Bueno, aquí por lo menos, y si nos concedéis el poco tiempo que nos permiten los chicos, intentaremos iros contando lo que acontece. Un saludo afectuoso para todos.