La magia del juego inundó el campamento en un día en el que los chicos pudieron elegir
de entre el menú de actividades que sus nhortes les proponían. Era hermoso pasearse y ver en un rincón a unos practicando algo parecido al rugby, en otro, un grupo de Cometas –los “jugones” por antonomasia- , tocados con un aislante, se atizaban sin miramiento entre carcajadas, y el resto era una olimpiada de baloncesto, fútbol, ping pong, etc.
Los Chispas, casi siempre de fiesta, prepararon una tarta de chocolate que no tenía nada que envidiar a las que se ofrecen en algunos restaurantes, y Zulus y Ecos se repartían por una variada gama de talleres cuya producción (camisetas, pulseras, etc.) será sin duda una buena manera de recordar los días que aquí pasaron. Y todo salpimentado con una climatología juguetona que repartía agua a ratos, entre pausas de un sol que se resistía a dejarse ver. El cansancio de los vivaqueos y las marchas invitaba a una jornada tranquila que se reflejó en la ausencia de visitas al botiquín. Mañana continuará la magia con alguna sorpresa, pero eso ya es otro día. Buenas noches.