Un fallo en la zona con la red de telefonía impidió poder editar la última crónica del 4º Turno a modo de despedida y reflexión final. A pesar de haber pasado unos días, no nos resignamos a poner el broche que este grupo fantástico de Nhortes y acampados se merece.
Todo intercambio Internacional supone un reto para las entidades que lo convocan y organizan, y a pesar de los años que venimos colaborando con Förderkreis –la Asociación a través de la cual viene el grupo de alemanes-, nos enfrentamos cada año a las mismas dificultades, las más acusadas las que se derivan de los idiomas. Por eso es de agradecer el esfuerzo que este grupo hace, ya que nuestro nivel de inglés –lengua de “encuentro”-, aun notándose la mejoría año tras año, no deja de ser sensiblemente inferior al que muestran los chicos alemanes: por tanto es un buen momento para poner en práctica nuestros conocimientos, sin necesidad de cursos o clases.
Cambiamos de tema. Durante este turno fueron varios los chavales que acudieron al botiquín aquejados de distintos males –manifestados a través de estados febriles- que, estando la cosa como está, en seguida se apresuraban a preguntar ¿es la gripe A?, a lo que siempre contestábamos que sólo un facultativo podía determinarlo. Pero hete aquí que en Asturias –como otras Comunidades, creemos que muy acertadamente- las autoridades sanitarias han decidido no seguirle el juego a los medios de comunicación más alarmistas, o a intereses más sospechosos (industria farmacéutica internacional, por ejemplo), y se han limitado a no especular, a tratar los síntomas gripales sin ponerle apellidos, por lo que en seguida nos tranquilizaron invitándonos a no ponernos nerviosos y, sencillamente, acudir al médico cada vez que alguien tuviera fiebre. Así hicimos, y la cosa no fue para más y se pudo ir resolviendo cada caso aplicando las normas más elementales de asepsia y sensatez. Pero aprovechamos la ocasión para recordar que, gripe A o B o Z, todas, son extremadamente contagiosas, y muestran sus primeros síntomas a través de la fiebre, por lo que es de sentido común no acudir, cuando se está en ese estado, a un campamento. Pero si los síntomas aparecen durante el campa, y siguiendo las recomendaciones médicas al dedillo (reposo relativo, paracetamol, moderado aislamiento y total higiene, vamos lo de toda la vida), lo más recomendable es marchar a casa. Este, por motivos obvios, no es un lugar para convalecientes, y qué mejor lugar para recuperarse que el propio hogar. Así que deseamos una pronta recuperación a quienes tuvieron que abandonar la actividad antes de terminar, y les agradecemos la comprensión mostrada. Todos hicimos lo que debíamos hacer.
Y dicho esto, mandamos un afectuoso saludo a todos y cada uno de los participantes por los maravillosos días compartidos, por su ejemplar comportamiento y por haber escrito una página más de la historia del Nhorte. Una página mágica, eso sí. Hasta siempre, amigos.