El martes 12 de enero, sobre las 5 de la tarde hora local, Haití sufrió un terremoto de grado 7 en la escala de Richter que convirtió en ruinas la capital Puerto Príncipe. Este país, que comparte isla en el Caribe con Santo Domingo pasa por ser el más pobre de toda América y sus escasas infraestructuras y viviendas están lejos de preparadas para una catástrofe así: no hay más que ver cómo ha quedado el palacio presidencial.
Una semana después del seísmo, las cifras de muertos varían entre los 50.000 y los 200.000 y la comunidad internacional se mueve para hacer llegar ayuda a los supervivientes y para intentar el rescate de sepultados vivos y muertos. La situación es muy complicada en un país en el que, pese a tener el merito de haber sido el primero de América en abolir la esclavitud, falta de todo.
Pese a lo difícil de la situación se trabaja con la esperanza de alcanzar un orden que permita llegar agua, alimentos y asistencia médica a los afectados. Nosotros también les deseamos buena suerte.