Quién no se plantea algún propósito particular con el comienzo del año. Aun sabiendo que lo más fácil es que pronto olvidemos esos propósitos, si entre tanto desempolvamos la guitarra, damos una carrerina o reabrimos algún libro de inglés, algo bueno habremos ganado por el camino.
Las Naciones Unidas también presentan cada año su particular buen propósito a la humanidad que en esta ocasión han titulado La energía sostenible para todos. Se trata de un objetivo de gran interés se mire por donde se mire: por una parte está el hecho de que el carbón, el petróleo y el gas, natural tienen sus días contados, por otra parte se constatan diversos daños que el consumo de algunas fuentes de energía provoca en el hombre y en el planeta y los altos riesgos que encierra el desarrollo de otras fuentes como la atómica.
Una energía sostenible es aquella que podría utilizarse por tiempo indefinido sin que ello juegue en nuestra contra, ya porque merme nuestra calidad de vida y nuestra seguridad o ya porque atente contra la salud de La Tierra.
Si en los países desarrollados cada vez nos servimos más de la luz del sol, la fuerza del mar y del viento o del calor del interior terrestre, éste es el momento no sólo de potenciar aquí su uso sino también de fomentar su expansión hacia áreas del planetas que se asfixian entre malos humos o que padecen los efectos del frío o del calor extremos.