En este primer turno nuestra pequeña aldea nhorteña cuenta con 225 niños, niñas, jóvenes, monitores y personal de servicios. Se trata de una población muy interesante por lo variopinto de las edades, la procedencia y los gustos de cada cual que es capaz de mantenerse unida por el interés común de la diversión y la sana y pacífica vida al aire libre.
El Capitós del campamento el Jaime Domínguez, Jimbo, un nhorteño de rancio abolengo que se está estrenando en el cargo con maestría y mucha simpatía. De cerca le acompañan el Rumbo, conocido como «el Pecas»y la Sur, Sara quienes presiden cada tarde el ateneo, la asamblea de todo el campamento en la que se escucha todo tipo de ideas a medida que el Capitós concede la palabra: en estos primeros días él mismo se ve obligado a resolver importantes conflictos pues algunos niños hablan en su tienda por la noche y no dejan dormir a los de al lado. Gobernar a los nhorteños exige mucha comprensión y sabiduría, afortunadamente nuestro Capitós se ve asistido también por un formidable equipo de monitores: los nhortes.