PIRATAS, PERO DISTINTOS

La terminología «pirateril»  obliga a hacer ciertas distinciones. Que todos los siguientes pirateaban es un hecho pero el origen o la evolución de los grupos de piratas permitió darles distintos nombres.

El Pirata básico: existió desde la antiguedad hasta nuestros días y Roma ya tuvo que emplearse a fondo contra los piratas del Mediterráneo. Hablamos de  marinos que desde su embarcación asaltaban y robaban otros barcos generalmente en altamar, cruzándose en las rutas comerciales, en busca de un botín o unos rescates que les supusiesen un enriquecimiento personal.

Filibustero: término que vendría a significar «el que hace el botín libremente». Hay acuerdo en que los filibusteros la tomaron especialmente con los puertos del Mar de Las Antillas sobre todo en el siglo XVII. No eran amigos de alejarse de la costa (ni de nadie).

Bucanero: era el oficio de quien ahumaba la carne para su conservación en la isla de La Española (hoy Haiti/Rep. Dominicana), ya antes de que Colón llegase a ella en el 92. El pirata Morgan popularizó el nombre de bucanero, con el que prefería identificarse y ello tras un nuevo ataque de castigo por parte del ejercito de las Españas a aquella isla, a principios del XVII.

Corsario: llegaba a un acuerdo por escrito con el gobierno de su país para asaltar todos los buques de naciones enemigas.  Generalmente los corsarios, como Drake, compartían una parte del botín con su gobierno a cambio de esta licencia criminal que era conocida como patente de corso.

Sea como fuere, y como sabiamente apunta Douglas Bottings en su obra sobre los piratas, quien de pronto se veía asaltado en medio del mar no apreciaba ninguna diferencia ni se paraba a intentarlo.