Esto se acaba, y el verano climatológico parace haberse instalado definitivamente entre nosotros.
Ayer se celebró un «Mercadillo» en el que, como en cientos de pueblos de toda España, podían apreciarse los trabajos artesanales de los acampados -que bonito ofrecer un trabajo hecho con tus manos-, a la vez que nuestro querido Illán hacía arder su Gaita de pura cepa asturiana (cómo ha aprendido este chico…) y otros mostraban sus habilidades malabaristas.
Allí igual te leían la mano que te vendían una máscara decorada por los Chispas o te lanzaban por el tobogán de agua… Qué envidia me dan a veces estos mozos
Los chicos están estupendamente y ahora el campa se les queda corto.
No quiero dejar pasar la ocasión para dar las gracias a Pilar Palacio por su carta en el Libro de Visitas (estas cosas dan sentido a nuestro trabajo) y a Jorge Pérez Algorri, con cuyo sentido del humor nos identificamos plenamente, estaremos encantados de recibirle el día 2.
Aprovechamos estas páginas cibernéticas para recordar a los padres de los acampados que, si cuando vulevan sus hijos, echan algo en falta, nos llamen, ya que cuando recogemos, guardamos todo una semana a la espera de que lo reclamen quienes se lo dejaron. Gracias y un saludo para todos.