Me parece muy divertido poder festejar un acontecimiento histórico y político de nuestro país con este grito.Efectivamente, tras dos años de concienzudos trabajos y en medio de una convulsión grande provocada por la invasión francesa, las idas y venidas España del primer Borbón, la llegada de «Pepe Botella» y no sé cuantísimas cosas más, por fin el 19 de Marzo de 1812 se promulgó la primera constitución española y fue recibida con gran contento por el pueblo sediento de libertad.
Soplaban vientos constitucionales (Córcega 1755, Estados Unidos 1787, Francia 1791) porque en el mundo se estaban viviendo muchos cambios y el antiguo régimen parecía definitivamente insuficiente: Montesquieu ya había hecho ver que la potestad de hacer las leyes, la organización de la sociedad conforme a ellas y la tarea de juzgar a quienes las desobedeciesen era demasiado arroz para un solo pollo y las desigualdades extremas, que a menudo acababan en esclavitudes cotidianas, ya no había quien las soportase. Había que poner por escrito las reglas de un nuevo orden.
Con enorme entusiasmo, optimismo, flexibilidad y mucha fe en lo que se estaba haciendo, se redactó para España una constitución que quería ser una mirada hacia el Progreso. Puede no obstante que el lector actual de este texto hoy celebrado se quede un poco insatisfecho tras su lectura y considere que debió aprovecharse para dar pasos más definitivos por recortar el poder de los de siempre, pero hay que imaginar que a principios del siglo XIX era tanto lo que había por hacer, a este y al otro lado del mar, tanta la opresión y el servilismo, que el solo hecho de leer eso de «El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación…» (cap. III art. 13) era motivo para creer que algo nuevo y dichoso podía estar pasando: ¡cómo no vamos a celebrarlo!