La emoción de los más pequeños es de una generosidad sin límites. Que a jugar…¡¡yupii!!, que a merendar…¡¡yupiii!!, que a la playa…¡¡hualaaaa!!, como si vieran el mar por primera vez. Así fue como recibieron a las frescas aguas de Playa España, donde pasaron la tarde entre juego y juego, y algún chapuzón que mitigó los calores de esta jornada.
Los Cometas volvieron como tigres de Playa Merón, tras una caminata que nos mostró lo duros que son estos chicos; y llegaban cantando. La experiencia de dormir una noche bajo las estrellas no la olvidarán fácilmente, y ayer fue la mejor noche para ello: temperatura super agradable y una luna que casi se podía coger con las manos.
Los Zulus pudieron seguir profundizando en su relación internacional germano/española también en Playa Merón, donde pasaron la noche, aprovechando las bondades del tiempo (aquí nunca se sabe cuando se meterá la nube).
Y los Ecos, numeroso grupo plagado de veteranos que ya se saben la del Nhorte casi mejor que nosotros, pasaron el día en Playa España tras una marcha que les permitió hablar de sus cosas.
Y ya en el Campa, la vida ciudadana se consolida y chicos y grandes nos muestran su mejor cara con un comportamiento ejemplar. Es que el buen rollo es contagioso.