Estos días escuchamos los datos de obesidad infantil en el llamado primer mundo y los resultados no pintan nada bien para nuestro país donde entorno a un 15% de los chicos y chicas son obesos, 3 veces más que hace 15 años.
Ésta es una de esas situzciones ante las que los humanos no hacemos más caso a pesar de que las razones y consecuencias de este mal estén claras y sean por todos aceptadas: sencillamente preferimos abandonarnos a la comodidad malsana.
De cualquier modo recordaremos que sólo un pequeño número de los casos de obesidad infantil se debe a factores congénitos (¡tú, que estás con una hamburguesa doble en la mano, debes pensar que no es tu caso!). Las causas son el cambio de hábitos en la alimentación, que trae más comida rápida-basura y menos frutas, verduras y pescado, y una mayor tendencia al sedentarismo.
Y aquí todos tenemos algo que poner de nuestra parte: los padres poniendo a sus hijos de todo para comer y, vamos a decirlo, ¡obligando a los hijos e hijas a que coman lo que se les sirve!, ¡aunque al principio cueste!, y los hijos haciendo algo más de deporte, saliendo más a la calle y controlando las horas de pantalla: ¡que ya es grave tener que decir a un niño o niña que se dé unas carreras!
Ante todo lo que vemos sólo podemos recordar que el campamento es, en este sentido, una opción muy saludable.