Es la región más boscosa de Alemania y ocupa una vasta extensión en la esquina suroccidental del país, limitando con Suiza al sur y con Francia al oeste. La belleza de sus paisajes de montes impresionantes, valles profundos y densos bosques y un clima suave han influido de forma amable en el carácter de la gente del lugar, que pasa por ser la más feliz del país.
Luego está la curiosidad de ver si los alemanes y los españoles son tan distintos como a veces se cuenta y en esto cada uno de los participantes de nuestro intercambio de Schmitzingen se ha compuesto finalmente su opinión tras dos semanas de convivencia. Evidentemente la ropa y los gustos musicales de los jóvenes son muy parecidos, la comida y los horarios ya no tanto. Los caminos abiertos en el interior de los bosques, amplios, superseñalizados y transitados por gente de toda edad en bicicleta nos son aquí desconocidos pero nos unen las ganas con las que ambos disfrutamos de la naturaleza, del aire libre y de un buen baño en una piscina o un lago.
No hay que decir que nuestros idiomas son muy diferentes y que en los pocos días que pasamos juntos apenas hay tiempo para aprender a saludarse y pedir un helado y que por eso tenemos que tirar del inglés que hemos aprendido para entendernos en el campa o en los pueblos que visitamos si queremos entendernos.
De lo que no cabe ninguna duda es de que La Risa nos une, que las cosas que nos hacen gracia son muy parecidas y que una sonrisa tiene aquí y allá el sabor del principio de una amistad, por lo que resulta conveniente ser generoso a la hora regalarla.