Todos los comienzos llevan consigo una dosis razonable de dificultad, incluído este de continuar estas minicrónicas que Santi os trajo a la pantalla hasta ahora y que yo intentaré continuar si el tiempo lo permite.
Y lo mismo pasa con algunos chicos más sensibles a los cambios, que de mano, cuando llegan, añoran lo que acaban de dejar. Es lo que aquí los monitores llaman cariñosamente «mamitis».
Ya el año pasado reparé en estas mismas páginas en un fenomeno que observamos, un poco perplejos, como crece cada verano, que es el que por afinidad hemos dado en llamar «hijitis», es decir, la añoranza acusada por los padres para con sus hijos nada más dejarlos en el campamento. En ocasiones, esto se manifiesta en reclamaciones telefónicas tan peculiares como «es que no sabemos nada de él/ella desde que marchó», al día siguiente de empezar el campamento…
Aún a riesgo de ser reiterativo, apelaré una vez más a vuestra comprensión y vuestra paciencia para intentar haceros entender que no podemos hacer del teléfono el protagonista inesperado del campamento. Repetiremos hasta la saciedad que, cuando un niño lo pasa mal, y no encuentra un solo momento de distracción al cabo del día, somos nosotros quienes nos adelantamos a llamar para valorar con vosotros la situación, mientras tanto, hagamos uso de la vieja máxima campamental que decía «la mejor noticia, es no tener noticias».
A causa del uso indiscriminado de los móviles, cada día nos enfrentamos a la frustración de no poder trabajar sobre el primero de los objetivos pedagógicos de nuestra actividad: el que los chicos se enfrenten a pequeñas dificultades lejos del entorno familiar; con el móvil, ese «cordón umbilical» no se rompe, y frente a cualquier pequeña dificultad -como encontrar unos calcetines en la mochila, por ejemplo-, se recurre a llamar a mamá (como suelen hacer en casa, vaya) en lugar de ponerse a buscarlos.
Somos vuestros cómplices en la educación de vuestros hijos: ayudadnos en nuestra tarea, ayudadnos a realizar nuestro trabajo.
Por lo demás, la crónica campamental nos dice que ayer se aprovechó el soleado día para ir a la playa, donde los chicos jugaron, corrieron, se bañaron, etc.
Ecos y Zulus continúan con su particular aventura, los mayores surcarán las aguas del Sella en piragua, y los Zulus, después de disfrutar del area recreativa del Autocine y sus piscinas, asistirán al estreno de la película «Hancock».
A los más pequeños los visitó, en su salida a la cercana campa de El Recreo, «Panoramix», el viejo druída de Asterix, que les preparó la poción mágica con la que superarán cualquier dificultad.
Y los Cometas visitarán la fábrica de de sidra El Gaitero, en Villaviciosa.
Cuando regresen, más morenos, más «curtidos»…un poco más mayores, os contaremos.