Son sin duda un paradigma hablando de enigmas y misterios. Hasta principio del siglo XIX los secretos de la milenaria cultura egipcia reposaban en un silencio intrigante a falta de la correcta interpretación de las figuras de la escritura jeroglífica. Pero el 15 de Julio de 1799 las tropas de Napoleón que batallaban en Egipto descubren cerca de la ciudad de Rosetta la piedra más preciosa que jamás haya existido: una gran losa de granito en la que aparece escrito un mismo decreto real del faraón Ptolomeo V del año 196 a.C. en escrituras jeroglífica, demótica y griega. En 1822 el lingüista Jean François Champollion ofrece al mundo entero la interpretación de los enigmas de la piedra convirtiéndose en el padre de la egiptología.
El atractivo de los jeroglíficos no tardó en popularizarse en forma de pasatiempos que siguen retando a nuestro ingenio desde periódicos y revistas. Acostumbrados a interpretar las palabras formadas por letras (un logro por lo demás fabuloso), nos cuesta un tanto más descubrir la respuesta a una pregunta cuando se nos da con dibujos que representan ideas completas.
La historia de los jeroglíficos es sin duda la de la apasionante aventura humana de contarle al viento que en otros tiempos hubo quienes tuvieron vidas dignas de recordar y que las narran con la confianza de que serán conocidas a través de los siglos por seres hermanos que las descubrirán y sabrán apreciarlas.
Venga, aquí os dejo uno facilito para ver quién es el primero en contestarlo.